sábado, 26 de mayo de 2012





La ciencia peruana está de luto

Hoy día, víctima de un accidente de tránsito, ha fallecido el eminente hombre de ciencia Dr. Abundio Sagástegui Alva, maestro de numerosas generaciones de biólogos y científicos peruanos que dedicó su vida a estudiar la flora peruana, especialmente del norte. Él nos deja un legado de numerosas especies nuevas para la ciencia, descritas con el detalle, acuciosidad y precisión propias de un taxónomo sistemático de su categoría.
De origen campesino, hombre sencillo, siempre disfrutaba de las cosas simples, como ir cada año a la fiesta de su natal Guzmango, para reencontrarse con sus paisanos para conversar y tomarse un trago. Jamás el ego le nubló el cerebro, siempre lucido y afable, rendía culto a la amistad sincera ya sea con el paisano o con los más connotados hombres de ciencia, con quienes intercambiaban saberes y afecto.
Mis recuerdos me llevan hacia los años 90 del pasado siglo, cuando una mañana llegó a mi oficina, exigiendo mejorar la calidad de edición e impresión de la revista científica  “Arnaldoa”, la cual fundó y dirigió por muchos años, aduciendo que está revista llegaba a los principales centros de investigación botánica y universidades del mundo y que de por medio estaba el prestigio de la botánica peruana.
Al principio tenía poca confianza en una empresa editorial muy joven, dirigida también por jóvenes, siempre pensaba con son los años de experiencia los que dan la sabiduría necesaria para hacer las cosas bien. Después de superado el reto mejorar la revista, llegaron otros retos, como la publicación de dos tomos de “Diversidad Florística del Norte de Perú”, impresos con la exigente calidad que demandaba. A partir de allí, siempre nos dio el privilegio de la edición de sus publicaciones. Y así poco a poco fuimos urdiendo nuestra amistad que fue creciendo con el paso de los años y perdurará por siempre.
Recuerdo gratamente sus relatos de expediciones, por la costa, andes y amazonía, siempre en búsqueda de incrementar el conocimiento de la diversidad florística, tenía un especial interés en la familia de Asteráceas, sus formas y colores, apasionaban su existencia.   Y así, pasando el tiempo mi afición por la botánica se hizo presente, primero porque mi mujer y compañera Carolina Téllez, es botánica discípula del Dr. Sagastegui y de otro lado por la oportunidad de trabajar y aprender con otro maestro el Dr. Rainer Bussmann, con quien compartimos expediciones botánicas por los andes y amazonía norte de Perú, buscando llenar los vacíos de información sobre la flora de esta región. Y así casi sin darme cuenta de editor, pase a convertirme en botánico aficionado y aprendí del maestro muchas cosas, como el observar la belleza de naturaleza para descubrir en ella la razón de la vida misma y sobre todo el respeto y compromiso por la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica y cultural.
Recientemente, llegó nuevamente a visitarme, estaba muy contento, traía un manuscrito que reflejaba su larga trayectoria como hombre de ciencia y maestro, teníamos que publicarlo, solamente nos faltaban seleccionar las imágenes de las múltiples especies que describió y también especies que le fueron dedicadas a él por otros científicos, necesitábamos sentarnos nuevamente a elegir estas imágenes. Allí también me contó que tenía un par de especies nuevas que estaba describiendo, inclusive me invito para describir junto a él, no acepte tal honor porque mi especialidad es la ingeniería y no la botánica y respeto mucho a los científicos y la ciencia, como para atreverme a tal acción.
Ahora ya en su descanso eterno y lejos de los vericuetos y pasiones terrenales, se yergue inmenso, por toda una vida de logros científicos y académicos, que solo a través del tiempo se apreciará en su verdadera magnitud.
Con profunda admiración y tristeza, te digo Abundio, maestro y amigo, descansa en paz.

T-26-05-12        

jueves, 9 de febrero de 2012

HISTORIAS ECOLÓGICAS

Amigo de la neblina…


Una ligera llovizna cargada de finas gotas, alejaba un poco el intenso frío matutino, que calaba hasta los huesos a Francisco Martos, curtido cazador cajamarquino que había llegado desde la banda de Celendín a Uchucmarca hace ya varios años, dedicando la mayor parte de su tiempo al cultivo de papas en Chivane y el resto a su afición de toda la vida: La cacería, actividad que conocía y disfrutaba mucho, por lo que su fama de cazador llegaba a toda la provincia de Cajamarquilla allá por la década de los 30, en el siglo pasado. 


En esa madrugada Martos se encontraba de cacería, camino a la Encañada, paraje muy cerca de la Laguna de Huayabamba, la lluvia intensa y un viento helado de la noche anterior, le hicieron improvisar un pequeño albergue al pie de unas grandes rocas calcáreas. Cortó abundante ichu con su machete, que luego utilizó como colchón y frazada, para aliviar el frío y poder descansar. 

De pronto un ruido muy fuerte, llamó su atención, parecía que alguien estaba trayendo a suelo todas las achupallas y mordiéndolas vorazmente. Rápidamente pensó: Es el oso… - y una intensa alegría recorrió su cuerpo-, encontró a su presa más cerca de lo que pensaba, ya no pudo conciliar el sueño, solo pensaba en toda la carne, grasa y la piel que esta le proporcionaría. 

Apenas empezó a clarear el día, se levantó, oteo el horizonte y de pronto vio una mancha negra que se movía muy cerca de la cumbre del cerro, cogió su alforja, saco la largavista y enfocó la mancha negra… Ahora no tenía dudas, el oso se movía lentamente cuesta arriba, rumbo a un lugar llamado por los lugareños Siete Lagunas, páramo con siete cuerpos de agua cristalina en una planicie grande, cuyo suelo es una gran esponja de agua, que alberga flores muy bellas de diverso tamaño y forma, muchas de color amarillo intenso, otras lilas, rosadas, rojas, naranjas, etc. algunas pegadas del suelo, otras con un tallo más grande y suculento, lleno de agua. Pequeñas cascadas, que caen por doquier, cual rayos de plata que al sentir la luz del sol, toman vida y derrochan una extraordinaria belleza, aves diversas de muy lindos colores y cantos acompañan el paisaje completando este singular ambiente. 

… Martos, saco su guayaca, llena de coca, tomo un bocado, empezó a masticarla, luego agregó cal, con la aguja de su chufrán, y mezclándola trató de que el bolo le armase… - allí un ligero escalofrío recorrió su cuerpo-, la coca en vez de estar dulce, amargaba mucho, malos presagios, pensó, esto no me gusta nada, la coquita no arma, ¡no arma! Por un momento pensó en regresar a Uchucmarca, pero después dijo he venido a cazar y no regresaré sin una buena presa, no quiero que la gente se ría de mí. Se levantó de un salto, tomo aliento y andar se ha dicho, pues tenía que rodear la montaña para darle entrada al oso cuando este llegue a la cumbre. Por un tiempo fue siguiendo la huella del oso, por un sendero angosto, que éste hace al caminar y que en los precipicios, es el único lugar de paso posible, pasa por sitios muy peligrosos para un humano, donde un simple resbalón podría costarle la vida. Pese a que la coca no armaba, Martos cargado de adrenalina fue entrando en calor y caminaba rápidamente, ahora también lamentaba que su pequeño perro cazador ¨Príncipe¨, esta vez no le acompañara, él estaba con su hijo, quien había ido al pueblo de Uchucmarca a comprar sal y fósforos. 

Siguiendo el rastro, al mirar al suelo, se encontró con estiércol del oso, muy fresco, allí se notaba mucha fibra de achupayas y semillas diversas, que este se encargaba de diseminar a lo largo de su territorio, desde las altas cumbres hasta los valles interandinos, el oso camina mucho y rápido, ahora pensaba “si no me doy prisa puedo perderlo de vista y adiós carnecita”. Y allí alcanzó a divisar al oso que se internó en un pequeño bosque enano, muy cerca de la cumbre. Martos con el conocimiento que tenía, calculó que a su salida del bosque él podría estar sobre la cumbre muy bien posicionado para dispararle certeramente. 

Diestramente avanzó hasta llegar a la parte más alta y allí agazapado, sobre una roca con su vieja compañera, una carabina semiautomática “Savage” calibre 22, al hombro, lista para disparar, estaba Martos, esperando a su presa. De pronto observó a lo lejos como el oso salía del bosque, no sin antes comerse algunas moras silvestres las cuales habían por montones, y una en especial, grande de color rojo intenso muy parecida a una fresa era su preferida, por su delicioso sabor agridulce y que la gente del lugar llamaba “mora del oso”. Concentrado en su presa, esperando que este se encuentre a una menor distancia para asegurarse el tiro, Martos se olvidó de su entorno. En ese momento todo empezó a oscurecerse y no pudo ver más allá de sus narices, una densa neblina envolvió el lugar, allí se acurrucó con su poncho, para protegerse de la humedad, el frío…y ahora a esperar… él cómo diestro cazador sabía hacerlo pacientemente. Después de dos horas, que parecían una eternidad, la nube no pasaba y empezó a mostrar su disgusto, sabía que su presa durante este tiempo seguía caminando, aun con la neblina y podría escaparse, pero él no se aventuraba a caminar con neblina, por estos senderos, pues sabía que una caída era fatal. 

Después de muchas horas al ver que la neblina estaba menos densa, decidió avanzar hacia donde él creía podía encontrar nuevamente al oso. No hubo caminado siquiera treinta metros, siguiendo por el “camino del oso”, sobre un barranco muy escabroso, sorpresivamente al levantar la vista del camino, se encuentra frente a frente con el oso, que estaba parado en dos patas, a menos de dos metros de distancia, tal fue su temor, que lo único que alcanzo a decir fue ohhhhoosoooooooooo…. y al tratar de retroceder, para escapar, perdió el piso y cayó, despeñándose por el profundo barranco, donde quedó malherido. El oso por su parte se hizo como un ovillo y rodó cuesta abajo, sobre achupayas y zarsas, levantándose al final de su caída, caminado sin mayor dificultad, pues su gruesa piel y grasa lo protegen de todo daño. 

Después de algunos días de búsqueda los uchucmarquinos encontraron a Martos, totalmente grave, quién apenas pudo balbucear la frase, “no pude con el oso, él es amigo de la neblina”.


Glosario:


Oso: Se refiere al único oso (Tremarctos ornatus) que habita en Sudamérica, llamado también ¨oso andino¨, ¨ucumari¨, ¨oso de anteojos¨. Este último nombre se debe unas manchas blanquecinas que posee alrededor de los ojos. En la frente y en el pecho, contrastando con el resto del pelaje del cuerpo que es negro. Vive especialmente los bosques húmedos y de neblinas situados en las ecorregiones de la Selva Alta, el Páramo Andino. Animal corpulento que llega a medir hasta 1.80 metros cuando se para en dos patas, es muy ágil, trepa a los árboles con facilidad, ya sea en busca de alimento o albergue. Asimismo es una criatura solitaria, que solamente va en parejas durante la fase de reproducción, luego se ve a la madre caminar junto a sus crías (oseznos). Se alimenta mayormente de vegetales (tallos, hojas y frutos), sin embargo a veces come pequeños animales, como roedores, aves e insectos. Este mamífero juega un rol muy importante en el mantenimiento y recuperación de los bosques y páramos, dispersando muchas semillas de las plantas cuyos frutos consume. 

Por la destrucción de hábitat y cacería incontrolada (debido al comercio ilícito de sus partes, o al creerlo una amenaza por parte de los pobladores de las áreas donde habita), el oso se encuentra en condición de vulnerable según la UICN, siendo su futuro muy incierto: Por esta razón es urgente ayudar a su conservación mediante: 

  1. Evitar la destrucción de su hábitat, disminuyendo la tala de bosques y quema de páramos que lo albergan, muchas de estas actividades no sostenibles (agricultura de sobrevivencia y ganadería extensiva) 
  2. Denunciar la cacería del oso y otros animales, ante las autoridades competentes (INRENA, POLICIA ECOLÓGICA, MINISTERIO DEL AMBIENTE, GOBERNACION, etc) 
  3. Campañas de sensibilización a la población y autoridades sobre el oso y su importancia ecosistémica, el peligro en que se encuentra y la necesidad de su conservación, entre otros. 

Páramo: Es un ecosistema localizado entre la franja comprendida entre el bosque montano y el límite superior de la nieve perpetua (aprox. 3000 a 5000 msnm), abarca un territorio desde Venezuela hasta el norte de Perú. El páramo es uno de los ecosistemas de alta montaña más rico del mundo, que alberga una gran biodiversidad y endemismo, sin embargo desde el punto de vista ecológico es un ambiente frágil. Por su alta diversidad biológica e importancia biogeográfica, evolutiva, ecológica y económica, están relacionados con los pueblos y culturas andinas y sus formas de vida, es así que el bienestar de millones de personas está dependen de los bienes y servicios ambientales de los páramos: los musgos absorben agua en gran volumen, regulando los caudales de los ríos y quebradas que surten del vital líquido a las poblaciones y campos de cultivo. Sin embargo, prácticas humanas insostenibles (tala de bosques, quema de pajonales y cacería indiscriminada), están amenazando el funcionamiento de los páramos, y con ello nuestro propio bienestar. Es por ello que debemos sensibilizar a la gente de los páramos y a los que reciben sus beneficios sin conocerlo, para generar conciencia conservacionista, para proteger a este frágil y especial ecosistema para nuestros hijos y las generaciones que les sucedan. 

Ichu: (Stipa ichu) es un pasto natural del altiplano andino sudamericano, México y Guatemala empleado como forraje para el ganado, principalmente de camélidos sudamericanos. 

Achupayas: (Puya sp.) una bromeliácea típica de los ambientes andinos, es uno de los principales alimentos del oso andino. 

Largavista: Binoculares 

Savage: Carabina calibre 22 de excelente calidad, semiautomática, con cargador de 10 balas, usada por diestros cazadores. 

Guayaca: pequeña alforja usada para llevar hojas de coca. 

Chufrán: Pequeña calabaza que sirve para llevar cal viva o ceniza de origen vegetal, ingrediente que masticado junto a las hojas de coca ayuda a desprender su alcaloide de modo más rápido. Tiene una tapa de madera o asta de ganado vacuno, la cual posee una aguja para extraer la cal y llevarla a la boca. 

Hoja de coca: Hojas de un arbusto originario de los Andes llamado coca (Erythroxylum coca), que crece hasta 2,5 m de altura, de tallos leñosos y hojas elipsoidales, pequeñas y de color verde intenso. Sus flores son minúsculas y de color blanco. Sus frutos, de color rojo, tienen forma ovoide y miden alrededor de un centímetro. Posee efectos medicinales como analgésico, ya sea sola o combinada con otras sustancias (como infusión o emplastos), y es considerada por mucha gente de la cultura andina como una planta mágica, debido a sus propiedades estimulantes.




Autores: Carlos Vega y Carolina Téllez

jueves, 19 de enero de 2012

Etnobotánica los andes del norte de Perú, conocimiento local sobre el uso de plantas medicinales



En todos los tiempos, una de las preocupaciones más importantes de la humanidad, ha sido mantener el buen estado de su salud y las sociedades andinas no han sido ajenas a esta preocupación, desde su propia cosmovisión de salud - enfermedad y la diversidad biológica de su entorno, cada uno de los pueblos andinos ha desarrollado conocimientos valiosos acerca de las propiedades curativas de las plantas.

El Origen:
Hace algún tiempo en una conversación informal con el investigador de origen alemán, Dr. Peter Lerche, que para ese entonces era Alcalde de la Provincia de Chachapoyas, comentábamos sobre la importancia de conocer nuestros recursos naturales, entre ellos la flora y fauna, como punto de partida a su valoración (uso adecuado) y conservación. En algún momento surgió el tema de mi origen, entonces le comente que era de Uchucmarca, distrito de Bolívar... no me dejo seguir hablando y me dijo que el conocía muy bien la región y me planteó como reto el trabajar en mi tierra. Reto que acepte con todo gusto, y es así que al finalizar una de las expediciones botánicas en Amazonas, bajo la dirección del Dr. Rainer Bussmann, invité a todo el equipo de botánicos para que conozcan la región y ver la posibilidad de realizar trabajos científicos para conocer mejor la flora local.

A partir de ello, se vienen realizando inventarios florísticos en Uchucmarca, durante dos años consecutivos. Luego cuando se presentó la oportunidad cuando la investigadora de Suiza: Martina Monigatti, quien buscaba identificar un lugar en los andes para realizar un trabajo de etnobotánica(1), no dudamos un momento en aceptar la propuesta que vino desde el Dr. Bussmann, quien tenia el contacto y desde la ONG InbiaPerú, que presido, apoyamos decididamente este estudio.

De este modo se cristalizó el estudio de investigación en el campo de la etnobotánica, realizado por la investigadora Martina Monigatti del Institute of Systematic Botany, University of Zurich, que acaba de ser publicado en Suisa en su versión en Inglés como Ethnobotany in the Northern Peruvian Andes Local Knowledge on Medicinal Plant Use, que muestra el conocimiento y uso de las plantas medicinales en Uchucmarca, Púsac y San Vicente de Paul, de la provincia de Bolívar, región La Libertad en Perú.

La investigación:
Gracias a los aportes de este estudio de etnobotánica, podemos entender los patrones de conocimiento y uso de las plantas medicinales, tanto en en el temple, zona caliente de los valles interandinos secos, la zona media templada conocida localmente como quichua, así como en jalca, área fría de las altas montañas.

Para dicho estudio se realizaron 120 entrevistas semi-estructuradas con igual número de informantes, de los cuales 21 se consideran como curanderos locales, lo cual arrojó 3.035 informes de uso. También se recolectó e identificó 279 especies de plantas medicinales, registrándose su nombre local, su uso medicinal y otras aplicaciones, encontrándose que el mayor número de informes de uso se refiere a las enfermedades gastrointestinales, los nervios, problemas urológicos y respiratorios; las familias botánicas más utilizadas incluyen Asteraceae, Fabaceae, Solanaceae, Lamiaceae y Rutaceae.

Aproximadamente un tercio de las especies de plantas medicinales no eran nativas de los Andes, entre ellos varias Lamiaceae, Fabaceae y Rutaceae. Tres de las seis plantas más utilizadas son nativas como la Cola de Caballo (Equisetum giganteum y bogotense E.), Pie de Perro (Desmodium molliculum) y Matico (Piper spp.), las otras tres más usadas, corresponden a especies introducidas, es decir, eucalipto, manzanilla y aloe vera.

En la mayoría de los casos, las partes aéreas de las plantas medicinales se aplican por vía oral, como infusiones o decocciones. Las aplicaciones tópicas incluyen cataplasmas o el roce con material vegetal, en algunos casos, las plantas fueron utilizadas para ceremonias rituales de curación (limpias).

Los conceptos subyacentes culturales para el uso de plantas medicinales locales incluyen las creencias propias de la cosmología andina sobre los malos vientos (aire), la pérdida del alma o del espíritu a través de susto (susto), los daños debido a la brujería (brujería) o la envidia de otras personas (envidia).

Otro de los aportes del estudio es en relación a como los herederos de los antiguo pueblo chachapuya con su saberes milenarios, las poblaciones andinas Uchucmarca, Púsac y San Vicente de Paul, están perdiendo estos conocimientos debido a los procesos de aculturación, la relación desventajosa entre el saber médico y los sistemas oficiales de salud, la desaparición de los ecosistemas y la sobreexplotación de algunos de los recursos hasta el agotamiento.

Esperamos que este documento sirva a la población en general y sobre todo a las autoridades políticas como una herramienta importante para tomar decisiones urgentes para evitar que los rápidos cambios en las sociedades sigan conduciendo a la erosión del conocimiento local sobre plantas medicinales, su valoración y documentación. Estamos seguros que este trabajo ayudará a la conservación de los saberes locales y la diversidad biológica y cultural asociada a ellos.

El conocimiento de la flora curandera de Uchucmarca, Púsac y San Vicente, es producto del trabajo de campo y gabinete realizado durante el año 2010 y los primeros meses del presente año, ha sido posible a la estrecha cooperación entre los pobladores de Uchucmarca, Púsac y San Vicente de Paul, la Investigadora Martina Monigatti, el Centro de Botánica Económica Wiliam L. Brown, del Jardín Botánico de Missouri, con su director el Dr. Rainer Bussmann, la ONG, InbiaPerú, con su Directora Ejecutiva la Blga. Carolina Téllez y a quienes agradecemos infinitamente por tan valiosa investigación para nuestra Región.

Finalmente existe la voluntad y compromiso de las personas e instituciones involucradas en devolver los conocimientos a la población, en la forma de una publicación impresa.

Carlos Martín Vega Ocaña
Presidente de la ONG InbiaPerú
carlin.vega@gmail.com


1. La etnobotánica estudia las relaciones entre los grupos humanos y su entorno vegetal, es decir el uso y aprovechamiento de las plantas en los diferentes espacios culturales y en el tiempo.