En aquellos tiempos cuando los Chácobo, eran cazadores, pescadores
y recolectores, tampoco disponían de las yucas y el maíz para comer, y aun
contando con tierras fértiles para la agricultura, carecían de semillas para la
siembra y tampoco tenían fuego para cocinar, por lo que comían la carne cruda,
luego de secarla al sol.
Por la misma época en esta región de la amazonia boliviana,
habitaba también Ashiná, despiada y egoísta mujer que hablaba Chácobo, pero que
era de una raza distinta, única dueña de la yuca, del maíz y del fuego,
elementos que no quiso compartir con los demás.
Cuando le pedían semillas de maíz o yuca, ella siempre les
negaba y si insistían mucho, les entregaba las semillas carbonizadas después de
quemarlas, por lo que jamás crecían cuando las sembraban en sus “chacos”.
Por esta razón la gente siempre intentó robarle el fuego y
las semillas, pero ella tenía un pájaro espía llamado “tareche”, el cual poseía
un pico muy largo parecido a la de un tucán, el cual siempre alertaba a la vieja cuando alguien se
acercaba, entonces ella iba al encuentro de la gente con una canasta grande, al
llegar a ellos primero los inmovilizaba con sus malévolos poderes y luego los
capturaba y cargaba dentro del canasto, finalmente los hervía y devoraba.
Cierto día mientras Ashiná estaba sembrando maíz, se le
acercó sigilosamente un personaje mágico que era un grillo-humano, el cual robó
una de las semillas arrojadas y se escapó cavando un túnel en la tierra, al
darse cuenta de lo sucedido, la vieja hirvió agua y llenó de ella el túnel,
pero fue demasiado tarde el grillo-humano había logrado escapar y llegar hasta
la aldea de los Chácobo, lugar donde sembró la semilla, luego creció una planta muy grande, de la cual
cosecharon todas la variedades de maíz: el duro, el colorado, el blando, el
morado y otros. Entonces todos los hombres trabajaron para proteger a la planta
del viento, construyendo un cerco muy fuerte, y en lugar de comer las semillas,
las sembraron nuevamente las cuales cuando dieron nuevos frutos se repartieron
para que todos los hombres pudieran sembrar y cosechar.
Sin embargo todavía no tenían el fuego, el que necesitaban
para hervir maíz y hacer chicha. Así que un día cuando Ashiná, descansaba en su
hamaca de algodón, el “tareche” cansado del maltrato de su ama, tomó una brasa
de fuego con su pico y fue llevándola hasta los Chácobo, protegiéndola en un
árbol seco.
Lamentablemente durante el trayecto el calor quemo su pico,
el cual se redujo hasta quedar muy pequeño. Cuando Ashiná descubrió el hurto
tuvo tanta rabia que provocó una tempestad con lluvia muy fuerte para apagar el fuego robado, sin embargo los Chacobó haciendo uso de cortezas de
árboles secos llamado “pancho”, cuidaron
el fuego para que no se apagara, luego la repartieron entre sus familias.
Ya tenían maíz y fuego pero aún les faltaba la yuca, así que
los Chácobo planearon dar muerte a la vieja, para robarle. Así que un día
mientras ella se encontraba distraída y triste por la partida de su único hijo
llamado Wirika, algunos hombres cavaron un hoyo muy profundo en medio de su
casa a modo de trampa, la cual finalmente funcionó y Ashiná cayó en el pozo muriéndose
y convirtiéndose en un animal llamado “pejichi”, la condena de este animal es la
de vivir siempre bajo tierra.
Sin embargo los poderes malévolos de Ashiná, no murieron con
ella y alcanzaron a aquellas personas que festejaron su muerte, transformándolos
en aves y otros animales. Y la gente que no se alegró ni burlo de la bruja,
tomaron la semilla de yuca de su “chaco” y lo llevaron a sembrarlos en sus
parcelas, logrando así tener diferentes variedades de yucas, las cuales son
cultivadas hasta la actualidad por los Chácobo.
Notas
Los Chácobo son un grupo indígena que
ocupan un territorio ubicado en la región amazónica de la provincia Vaca Díez
del departamento del Beni, entre los ríos Yata, Ivon y Benicito. Se encuentran
entre los paralelos 11 y 12 Latitud Sur y por los meridianos 66 y 67 Longitud
Oeste.
Su
región está caracterizada por la presencia de ríos, bosques y sabanas
tropicales, biomas que dan refugio a una fauna abundante y diversa.
Carlos M. Vega Ocaña
T-27-01-2013