La ciencia
peruana está de luto
Hoy día, víctima de un accidente de tránsito,
ha fallecido el eminente hombre de ciencia Dr.
Abundio Sagástegui Alva, maestro de numerosas generaciones de biólogos y científicos
peruanos que dedicó su vida a estudiar la flora peruana, especialmente del
norte. Él nos deja un legado de numerosas especies nuevas para la ciencia,
descritas con el detalle, acuciosidad y precisión propias de un taxónomo sistemático
de su categoría.
De origen campesino, hombre sencillo, siempre
disfrutaba de las cosas simples, como ir cada año a la fiesta de su natal
Guzmango, para reencontrarse con sus paisanos para conversar y tomarse un
trago. Jamás el ego le nubló el cerebro, siempre lucido y afable, rendía culto
a la amistad sincera ya sea con el paisano o con los más connotados hombres de
ciencia, con quienes intercambiaban saberes y afecto.
Mis recuerdos me llevan hacia los años 90 del
pasado siglo, cuando una mañana llegó a mi oficina, exigiendo mejorar la
calidad de edición e impresión de la revista científica “Arnaldoa”, la cual fundó y dirigió por muchos
años, aduciendo que está revista llegaba a los principales centros de
investigación botánica y universidades del mundo y que de por medio estaba el
prestigio de la botánica peruana.
Al principio tenía poca confianza en una
empresa editorial muy joven, dirigida también por jóvenes, siempre pensaba con
son los años de experiencia los que dan la sabiduría necesaria para hacer las
cosas bien. Después de superado el reto mejorar la revista, llegaron otros
retos, como la publicación de dos tomos de “Diversidad Florística del Norte de
Perú”, impresos con la exigente calidad que demandaba. A partir de allí, siempre
nos dio el privilegio de la edición de sus publicaciones. Y así poco a poco
fuimos urdiendo nuestra amistad que fue creciendo con el paso de los años y perdurará
por siempre.
Recuerdo gratamente sus relatos de expediciones,
por la costa, andes y amazonía, siempre en búsqueda de incrementar el
conocimiento de la diversidad florística, tenía un especial interés en la
familia de Asteráceas, sus formas y colores, apasionaban su existencia. Y así,
pasando el tiempo mi afición por la botánica se hizo presente, primero porque
mi mujer y compañera Carolina Téllez, es botánica discípula del Dr. Sagastegui y
de otro lado por la oportunidad de trabajar y aprender con otro maestro el Dr. Rainer
Bussmann, con quien compartimos expediciones botánicas por los andes y amazonía
norte de Perú, buscando llenar los vacíos de información sobre la flora de esta
región. Y así casi sin darme cuenta de editor, pase a convertirme en botánico
aficionado y aprendí del maestro muchas cosas, como el observar la belleza de naturaleza
para descubrir en ella la razón de la vida misma y sobre todo el respeto y
compromiso por la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica y
cultural.
Recientemente, llegó nuevamente a visitarme,
estaba muy contento, traía un manuscrito que reflejaba su larga trayectoria
como hombre de ciencia y maestro, teníamos que publicarlo, solamente nos
faltaban seleccionar las imágenes de las múltiples especies que describió y
también especies que le fueron dedicadas a él por otros científicos, necesitábamos
sentarnos nuevamente a elegir estas imágenes. Allí también me contó que tenía
un par de especies nuevas que estaba describiendo, inclusive me invito para
describir junto a él, no acepte tal honor porque mi especialidad es la
ingeniería y no la botánica y respeto mucho a los científicos y la ciencia,
como para atreverme a tal acción.
Ahora ya en su descanso eterno y lejos de los
vericuetos y pasiones terrenales, se yergue inmenso, por toda una vida de
logros científicos y académicos, que solo a través del tiempo se apreciará en
su verdadera magnitud.
Con profunda admiración y tristeza, te digo Abundio,
maestro y amigo, descansa en paz.
T-26-05-12